El Papa Francisco nos hace una invitación para “Que cada uno en su propio
papel y en su propio campo, se sienta llamado a amar y a servir a la vida,
aceptarla, respetarla y promoverla, especialmente cuando es frágil y necesita
atención y cuidados, desde el seno materno hasta su fin en esta tierra”, esta
exhortación nos debe motivar para que seamos promotores y defensores de la
vida, tanto desde nuestra predicación como de las acciones que las favorezcan.