Por: Luz
Mery Román Buitrago
El abrazo es una expresión que nos permite
acercarnos al otro y aunque en diferentes momentos nos olvidamos o nos abstenemos de expresar nuestro profundo amor y gratitud hacia
nuestros seres más amados, este es un regalo del cual no deberíamos privarnos.
En la familia siempre estará la esperanza de
un mundo nuevo, renovado, pacífico, por esto, hoy vemos como en cada uno de
nuestros hogares necesitamos de una experiencia profunda del amor de Dios que
se haga vivo y se comunique entre los miembros de la familia como una buena
noticia.
Por
este motivo y como preparación al mes de la familia, en el que celebramos el día de la madre, semana de la familia y
día del padre, queremos unirnos a la reflexión de la Conferencia Episcopal
Colombiana, con el lema: El abrazo en
familia, un aporte para la paz. Será
una oportunidad para detenernos
y pensar en lo que significa para cada uno de nosotros nuestra propia familia,
cuestionarnos por el lugar que ocupan en la vida cotidiana, reflexionar sobre
el tiempo y el espacio destinado al encuentro con nuestros seres queridos.
Hoy es tiempo de familia, es tiempo de expresar amor, perdón, interés, demostrar lo
importantes que son para nosotros y no sólo con palabras, sino con gestos, con
un tono de voz que invite a la ternura y el respeto, con miradas llenas paz y comprensión.
El
papa Francisco hace un llamado a vivir la “Revolución de la ternura” a no
tener miedo del amor, porque el amor lo
vence todo, lo transforma y lo renueva. En su carta apostólica Evangelii Gaudium, No. 88, nos dice:
“…el
Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del
otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con
su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el
Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la
comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros.
El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.”
Vivir la ternura en nuestra familia es un
camino que nos lleva al amor, a la alegría,
nos abre las puertas para el encuentro y nos despierta el espíritu de la
reconciliación, cada momento es una
oportunidad para abrazar, para fortalecer el vínculo que nos une como familia, un
motivo para afianzar la confianza y cordialidad entre los miembros de nuestro
hogar, para contagiar de entusiasmo, gozo y paz.
Las relaciones familiares se construyen cada
día, por ello es importante destinar espacio para el encuentro con el otro, donde los vínculos se hacen fuertes, donde
logramos reservar tiempo para escucharnos, orar, compartir, ayudar, festejar, ser
empáticos con lo que le sucede a cada uno de los miembros de la familia, demostrar
interés por su vida, sus alegrías, tristezas, salud o enfermedad.
El papa Francisco nos exhorta permanentemente a salir de nosotros mismos, a
no tener miedo de tomar la iniciativa para despojarnos de la indiferencia, el
egoísmo, la dureza de corazón, la amargura y el resentimiento que tanto daño
nos hacen y crean barreras entre los que tanto amamos.
Cuando abrazamos transmitimos comprensión, reconocemos al otro en su
totalidad, acogemos su historia, su
lugar, su valor, su dignidad; pero esto sólo es posible cuando dejemos el
individualismo, cuando salgamos de nosotros y demos el paso para salir al
encuentro y la aceptación de la otra persona, cuando alimentemos la comunión y
compartamos un mismo sentir.
Finalmente, es importante resaltar que en
familia es primordial que mostremos el camino para que cada uno de sus miembros
se realice y tenga un encuentro con Jesús, que los lleve al abrazo con el Padre, quien es fuente infinita de amor; acompañar
para que con ayuda recíproca la familia logre la unidad siendo testimonio de fraternidad,
comunión, misericordia y paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias, por tu aporte.