miércoles, 14 de mayo de 2014

EL ABRAZO EN FAMILIA, UN APORTE PARA LA PAZ

Por: Luz Mery Román Buitrago

El abrazo es una expresión que nos permite acercarnos al otro y aunque en diferentes momentos nos olvidamos o nos abstenemos  de expresar nuestro profundo amor y gratitud hacia nuestros seres más amados, este es un regalo del cual no deberíamos privarnos.

En la familia siempre estará la esperanza de un mundo nuevo, renovado, pacífico, por esto, hoy vemos como en cada uno de nuestros hogares necesitamos de una experiencia profunda del amor de Dios que se haga vivo y se comunique entre los miembros de la familia como una buena noticia.


Por este motivo y como preparación al mes de la familia, en el que celebramos el día de la madre, semana de la familia y día del padre, queremos unirnos a la reflexión de la Conferencia Episcopal Colombiana, con el lema: El abrazo en familia, un aporte para la paz. Será  una oportunidad para  detenernos y pensar en lo que significa para cada uno de nosotros nuestra propia familia, cuestionarnos por el lugar que ocupan en la vida cotidiana, reflexionar sobre el tiempo y el espacio destinado al encuentro con nuestros seres queridos.

Hoy es tiempo de familia, es tiempo de  expresar amor, perdón, interés, demostrar lo importantes que son para nosotros y no sólo con palabras, sino con gestos, con un tono de voz que invite a la ternura y el respeto, con  miradas llenas paz y comprensión.

 El papa Francisco  hace un llamado  a vivir la “Revolución de la ternura” a no tener miedo del  amor, porque el amor lo vence todo, lo transforma y lo renueva. En su carta apostólica  Evangelii Gaudium, No. 88,  nos dice:

“…el Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.”

Vivir la ternura en nuestra familia es un camino que nos lleva al  amor, a la alegría, nos abre las puertas para el encuentro y nos despierta el espíritu de la reconciliación,  cada momento es una oportunidad para abrazar, para fortalecer el vínculo que nos une como familia, un motivo para afianzar la confianza y cordialidad entre los miembros de nuestro hogar, para contagiar de entusiasmo, gozo y paz.

Las relaciones familiares se construyen cada día, por ello es importante destinar espacio para el encuentro con el otro,  donde los vínculos se hacen fuertes, donde logramos reservar tiempo para escucharnos, orar, compartir, ayudar, festejar, ser empáticos con lo que le sucede a cada uno de los miembros de la familia, demostrar interés por su vida, sus alegrías, tristezas, salud o enfermedad.

El papa Francisco nos exhorta  permanentemente a salir de nosotros mismos, a no tener miedo de tomar la iniciativa para despojarnos de la indiferencia, el egoísmo, la dureza de corazón, la amargura y el resentimiento que tanto daño nos hacen y crean barreras entre los que tanto amamos.

Cuando abrazamos transmitimos  comprensión, reconocemos al otro en su totalidad, acogemos su historia, su  lugar, su valor, su dignidad; pero esto  sólo es posible cuando dejemos el individualismo, cuando salgamos de nosotros y demos el paso para salir al encuentro y la aceptación de la otra persona, cuando alimentemos la comunión y compartamos un mismo sentir.

Finalmente, es importante resaltar que en familia es primordial que mostremos el camino para que cada uno de sus miembros se realice y tenga un encuentro con Jesús, que los lleve al abrazo con el  Padre, quien es fuente infinita de amor; acompañar para que con ayuda recíproca la familia logre la unidad siendo testimonio de fraternidad, comunión, misericordia y paz.

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