lunes, 9 de abril de 2012

PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI AL FINAL DEL VÍA CRUCIS EN EL COLISEO


“Queridos hermanos y hermanas

Hemos recordado en la meditación, la oración y el canto, el camino de Jesús en la vía de la cruz: una vía que parecía sin salida y que, sin embargo, ha cambiado la vida y la historia del hombre, ha abierto el paso hacia los «cielos nuevos y la tierra nueva» (cf. Ap 21,1). Especialmente en este día del Viernes Santo, la Iglesia celebra con íntima devoción espiritual la memoria de la muerte en cruz del Hijo de Dios y, en su cruz, ve el árbol de la vida, fecundo de una nueva esperanza.

La experiencia del sufrimiento y de la cruz marca la humanidad, marca incluso la familia; cuántas veces el camino se hace fatigoso y difícil. Incomprensiones, divisiones, preocupaciones por el futuro de los hijos, enfermedades, dificultades de diverso tipo. En nuestro tiempo, además, la situación de muchas familias se ve agravada por la precariedad del trabajo y por otros efectos negativos de la crisis económica. El camino del Via Crucis, que hemos recorrido esta noche espiritualmente, es una invitación para todos nosotros, y especialmente para las familias, a contemplar a Cristo crucificado para tener la fuerza de ir más allá de las dificultades. La cruz de Jesús es el signo supremo del amor de Dios para cada hombre, la respuesta sobreabundante a la necesidad que tiene toda persona de ser amada. Cuando nos encontramos en la prueba, cuando nuestras familias deben afrontar el dolor, la tribulación, miremos a la cruz de Cristo: allí encontramos el valor y la fuerza para seguir caminando; allí podemos repetir con firme esperanza las palabras de san Pablo: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?... Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado» (Rm 8,35.37).

En la aflicción y la dificultad, no estamos solos; la familia no está sola: Jesús está presente con su amor, la sostiene con su gracia y le da la fuerza para seguir adelante, para afrontar los sacrificios y superar todo obstáculo. Y es a este amor de Cristo al que debemos acudir cuando las vicisitudes humanas y las dificultades amenazan con herir la unidad de nuestra vida y de la familia. El misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo alienta a seguir adelante con esperanza: la estación del dolor y de la prueba, si la vivimos con Cristo, con fe en él, encierra ya la luz de la resurrección, la vida nueva del mundo resucitado, la pascua de cada hombre que cree en su Palabra.

En aquel hombre crucificado, que es el Hijo de Dios, incluso la muerte misma adquiere un nuevo significado y orientación, es rescatada y vencida, es el paso hacia la nueva vida: «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). Encomendémonos a la Madre de Cristo. A ella, que ha acompañado a su Hijo por la vía dolorosa. Que ella, que estaba junto a la cruz en la hora de su muerte, que ha alentado a la Iglesia desde su nacimiento para que viva la presencia del Señor, dirija nuestros corazones, los corazones de todas las familias a través del inmenso mysterium passionis hacia el mysterium paschale, hacia aquella luz que prorrumpe de la Resurrección de Cristo y muestra el triunfo definitivo del amor, de la alegría, de la vida, sobre el mal, el sufrimiento, la muerte. Amén”.

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2012/april/documents/hf_ben-xvi_spe_20120406_via-crucis-colosseo_sp.html

Oración del Papa por la familia


"Roma.- El Papa Benedicto XVI alentó a las personas amenazadas por el desempleo y otros problemas económicos para extraer coraje y fuerza de los sufrimientos de Jesucristo crucificado al encabezar la procesión tradicional del vía crucis del Viernes Santo a la luz de las velas en el antiguo Coliseo.

El Vía Crucis está dedicado en esta ocasión a la familia, la cual, según se señaló en el rito de introducción, "tienen también su Vía Crucis: las enfermedades, muertes, apuros económicos, pobreza, traiciones, comportamientos inmorales de uno y de otro, discordias con los familiares, calamidades naturales", informó AP.

La solemnidad comenzó con una plegaria en la que se subrayó el tormento que padeció Cristo, "al que reconocemos abandonado donde quiera que sea y de cualquier modo, en los dolores personales de los hombres, en los colectivos, en las miserias de tu Iglesia y en las noches de la humanidad".

Las meditaciones de las 14 estaciones del Vía Crucis fueron encargadas este año por el pontífice al matrimonio italiano formado por Danilo y Anna María Zanzucchi, de la agrupación Familias Nuevas, cercana al Movimiento de los Focolares.

En las mismas se denunciaron las traiciones de muchos cónyuges, el no respetar los compromisos, las separaciones, divorcios y abortos.

También se subraya el papel de las madres, "siempre disponibles y presentes, de las que por desgracia a veces nos olvidamos, pero a las siempre acudimos cuando las necesitamos", y el de los hijos, abogando para que sean educados en la sobriedad y el sacrificio".

Tomado de: http://www.eluniversal.com/internacional/120407/el-papa-elevo-una-oracion-por-la-familia-y-los-desamparados