miércoles, 28 de noviembre de 2012

BENEDICTO XVI: CREER ES RAZONABLE

Ciudad del Vaticano, 21 noviembre 2012 (VIS).-”Avanzamos en este año de la fe, llevando en el corazón la esperanza de volver a descubrir el gozo de creer y el entusiasmo de comunicar a todos la verdad de la fe (...) que nos revela que el encuentro con Dios valoriza, perfecciona y eleva lo que hay de verdadero, bueno y bello en el hombre” ha dicho el Papa en la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI.

Una fe que es “el conocimiento de Dios-Amor, gracias a su propio amor” y que “nos abre los ojos y nos permite conocer toda la realidad, más allá de las estrechas perspectivas del individualismo y subjetivismo que desorientan las conciencias”.

Benedicto XVI ha elegido dedicar la catequesis a la racionalidad de esa fe en Dios, puntualizando que la tradición católica “ha rechazado desde el principio el llamado fideísmo, que es la voluntad de creer en contra de la razón (...) Dios, efectivamente, no es absurdo, si acaso es un misterio (...) Y si mirando al misterio, la razón ve la oscuridad, no es porque en el misterio no haya luz, sino, más bien, porque hay demasiada. Es como cuando los ojos miran directamente al sol y sólo ven tinieblas: ¿diríamos por eso que el sol no es brillante? (...) La fe permite mirar al "sol" de Dios, porque es acogida de su revelación en la historia (...) Dios se ha acercado a los seres humanos y se ha ofrecido a su conocimiento, condescendiendo a los límites de la razón humana”.

Al mismo tiempo Dios “con su gracia, ilumina la razón y le abre nuevos horizontes, inconmensurables e infinitos. Por eso, la fe es un fuerte incentivo para buscar siempre y no detenerse ni conformarse nunca ante el descubrimiento inagotable de la verdad y la realidad (...) Intelecto y fe, ante la revelación divina no son extraños o antagonistas, sino que son, uno y otra, condiciones para comprender el significado, para recibir el mensaje auténtico, acercándose al umbral del misterio (...) La fe católica es, pues, razonable y tiene también confianza en la razón humana (...) Asimismo, el conocimiento de la fe, no está en contra de la recta razón (...) En el irresistible deseo de verdad, sólo la relación armoniosa entre fe y razón representa el camino acertado que conduce a Dios y a la plenitud del ser”.

Sobre estas premisas, “acerca del nexo fecundo entre entender y creer, hunde también sus raíces la relación virtuosa entre la ciencia y la fe. La investigación científica conduce al conocimiento de verdades siempre nuevas sobre el hombre y el cosmos. El verdadero bien de la humanidad, que es accesible en la fe, abre el horizonte en que debe encuadrarse su camino de descubrimiento. Por lo tanto, hay que fomentar, por ejemplo, las investigaciones puestas al servicio de la vida y cuyo objetivo es erradicar la enfermedad. También son importantes las investigaciones para descubrir los secretos de nuestro planeta y del universo, conscientes de que el hombre es el culmen de la creación, no para explotarla insensatamente, sino para custodiarla y hacerla habitable”.
Así, la fe “no entra en conflicto con la ciencia; al contrario, coopera con ella, ofreciendo criterios básicos que promuevan el bien de todos, y le pide que renuncie sólo a las tentativas que -oponiéndose al plan original de Dios - pueden producir efectos que se vuelven contra el hombre mismo. También por esto, es razonable creer: si la ciencia es una aliada valiosa de la fe para la comprensión del diseño de Dios en el universo, la fe permite que el progreso científico se realice siempre para el bien y la verdad del hombre, fiel a este mismo diseño”.

“Por eso,-ha concluido el Santo Padre- es decisivo para el hombre abrirse a la fe y conocer a Dios y su proyecto de salvación en Jesucristo. Con el Evangelio se inaugura un nuevo humanismo, una verdadera "gramática" de lo humano y de toda realidad (...) Creer es razonable; está en juego nuestra existencia”.

sábado, 17 de noviembre de 2012

¿Por qué la simpatía por el aborto?


¿Por qué la simpatía por el aborto?
¿Por qué sucede esto?
¿Por qué muchas personas se dejan convencer tan fácilmente de que abortar es aceptable, que no afecta ningún derecho?

Autor: Salvador I. Reding Vidaña | Fuente: Catholic.net


El fenómeno es demasiado grande -y creciente-, para no reflexionarlo y revertirlo. El apoyo, la simpatía por el aborto, cada vez mayores en el mundo, tienen sin duda casuales muy decisivas, y una crucial es la enorme campaña a su favor, con muchas formas, medios y orígenes. La "cultura de muerte" gana terreno.

Son muchas las organizaciones, incluyendo de las Naciones Unidas, y muchas también las personalidades que solicitan la aprobación ciudadana, y de ella la gubernamental al aborto; y lo grave es que parecen convencer a un número creciente de personas sobre la necesidad (sí, necesidad) de facilitar y proteger legalmente el aborto provocado. Son los difusores de dicha cultura de la muerte.

Por muchas razones, que sobrepasan el tema particular del aborto, hay una enorme presión político-social contra instituciones y valores trascendentales, esos que la sociedad ha descubierto por siglos, como son la familia, el matrimonio y el derecho a la vida del nonato. También destaca su lucha en contra de la religión, especialmente la católica, a la que atacan ferozmente, con calumnias e injurias.

Estas presiones provienen de grupos relativamente pequeños, pero muy vociferantes, muy ruidosos y que se han agenciado espacios en los medios de comunicación y en foros públicos, internacionales principalmente, para luchar a favor del aborto provocado, en este caso.

Es muy importante hacer notar que su presencia, infiltración y acciones se desarrollan en foros de las Naciones Unidas, en otros organismos internacionales, como en la Comunidad Europea, y en otros ámbitos políticos o sociales.

Dichos grupos de presión que se hacen llamar "progres", cuando en realidad son "retros" (quieren regresar a la humanidad a épocas cavernarias), no representan más que a sí mismos y a algunos que simpatizan con sus causas o ideas.

Su acción a favor del aborto provocado es, además de convencer a las personas de ser un acto moralmente válido, una forma de proteger dicen, los "derechos reproductivos" de la mujer, como un medio válido de control natal y finalmente como un "derecho" que debe ser reconocido internacionalmente.

De esta forma buscan que los países signatarios de convenciones internacionales de la ONU y de sus organizaciones satélites, se vean obligados a incorporar en sus legislaciones nacionales ese derecho al aborto provocado. Pero van aún más lejos, presionan para que se castigue a quienes opinen en contrario, y se opongan formal o informalmente a ese supuesto derecho al aborto provocado.

Por una parte, es muy preocupante que esos grupos antivalores vayan ganando voluntades entre funcionarios públicos nacionales y supranacionales, para que acepten el aborto provocado como una medida de control natal y como un derecho de la mujer y de quienes lo practican. En general, sus métodos han sido muy sutiles, tratando de colar en convenciones y acuerdos internacionales derechos al aborto y otros más. Sus avances son resultado del engaño y la acción subrepticia.

Pero también están las ganancias de convencer a millones de personas que el aborto provocado no es un acto inmoral, que se protege a las mujeres que abortan de morir en abortos clandestinos, y que con ello no se afectan derechos humanos, sino que se protegen. El tema del control natal lo dejan en general a los gobiernos.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué muchas personas se dejan convencer tan fácilmente de que abortar es aceptable, que no afecta ningún derecho?

Creo que la razón es muy simple, y es que la defensa de la vida del nonato es demasiado débil, le falta difusión y recurrir a la fuerza de los argumentos pro-vida, que son muchos. Además, es fácil matar a un ser que no se ve, pero no ya nacido.

Sabemos bien, quienes somos partidarios de la "cultura de la vida", que la oposición al aborto provocado es por un convencimiento absoluto, de carácter netamente científico, de que la vida humana inicia precisamente con la concepción, cuando el espermatozoide de une con el óvulo para convertirse en la primera célula de una nueva persona humana, diferente de la madre.

Sabemos también que en entre los derechos humanos, el derecho primigenio, sin el cuales los demás no tienen sentido, es el derecho a la vida, y que se puede demostrar jurídicamente. Los muertos no pueden gozar de derecho alguno.

Sabemos también que el derecho a la vida de un ser indefenso está por encima del derecho de otra persona, sea a la salud o al confort; que una mujer no puede, conforme a la ley natural, anteponer su deseo de abortar a la vida de su hijo.

Sabemos también que es falso, estadísticamente hablando, que mueran tantos miles de mujeres por abortos clandestinos, y que la legalización del aborto no salva vidas, sino que por el contrario, permite terminar con las vidas de los bebés que son asesinados al abortarlos, y que también mata mujeres en un quirófano.

Sabemos muchas cosas más, pero no hemos sabido difundirlas. Hay que hacerlo. Debemos poner frente a todas las personas pensantes del mundo la verdad de las cosas, y que derivan de una fundamental: la vida de la persona humana inicia con la concepción, probado científicamente, y que su protección debe sobreponerse a cualesquiera otros derechos, reales o supuestos, de la embarazada o la sociedad.

Debemos desenmascarar a los emisarios de la muerte por el aborto, en sus torcidas acciones para forzar a los gobiernos a legitimar al aborto, y convencer a funcionarios internacionales y nacionales que deben proteger internacional y constitucionalmente la vida del concebido.

En tanto no logremos poner frente a los ojos y las mentes de la gente, sobre todo de los gobernantes y líderes de opinión, esta verdad científica y ese derecho natural a la vida humana, la cultura de la muerte ganará más terreno.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Cena familiar noviembre



Sexualidad y Bioética

Estudio revela que el aborto es cuatro veces más peligroso que el parto
Los estudios de la Gran Bretaña y el de Finlandia asocian el nacimiento con un riesgo significativamente menor para la mujer, que cuando opta por practicarse un aborto.
Autor: Instituto para la rehabilitación de la mujer y la familiar | Fuente: irma.org

Organizaciones de la Sociedad Civil dan a conocer estudio que menciona que el riesgo de muerte por suicidio es 7 veces superior entre las que recurrieron al aborto que las que llevaron a término su embarazo.

Las mujeres que se practicaron un aborto tienen cuatro veces más riesgo de morir un año después de este suceso, que las que llevaron a término su embarazo, revela un estudio de la asociación entre embarazo y muerte realizado en Finlandia y que fue dado a conocer por grupos de la sociedad civil.

El estudio basado en registros de la Unidad de Estadística Nacional de Finlandia y el Centro de Desarrollo de Bienestar y la Salud (UENFCD) evalúa la exactitud de la muerte materna basada en el certificado de defunción de nueve mil 192 mujeres en edad reproductiva (15 a 49 años) que murieron entre 1987 y 1994.

Con motivo del quinto aniversario de las reformas a favor de la vida en 18 estados de la República, organizaciones como el Instituto para la Rehabilitación de la Mujer (IRMA), la Red Pro Yucatán, Sentido Común de Puebla, el Instituto de Formación en Valores de Durango y el Centro de Estudios y Formación Integral para la Mujer de Cancún, subrayaron que de acuerdo a esta investigación, el riesgo de muerte por suicidio dentro de un año después de un aborto, es siete veces superior al riesgo de suicidio después del parto.

El estudio de la UENFCD señala que entre las 281 mujeres que murieron en un año desde su último embarazo, el 77 % se suicidaron.

De acuerdo con los investigadores se encontró que "un embarazo sin perturbaciones reduce el riesgo de suicidios, mientras que el aborto está claramente ligado a un dramático aumento del riesgo del suicidio", subrayó Teresa Zavala del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer (IRMA).

Asimismo, se evalúo el riesgo de muerte por accidentes. Entre las mujeres que abortaron en el año anterior a su muerte, el riesgo de muerte por accidentes fue cuatro veces mayor que las que llevaron a término su embarazo.

Es decir el dar a luz "tuvo un efecto protector", pues el hallazgo sugiere que las mujeres con niños recién nacidos son probablemente más cuidadosas al evitar riesgos que podrían ponerlas en peligro a ellas o a sus hijos.

De las 281 mujeres que murieron después de un año de su último embarazo, agrega el estudio, 57 de ellas, es decir, el 20 por ciento, murieron a causa de lesiones debidas a accidentes.

Al respecto, menciona que una encuesta del Instituto Elliot destaca que de 256 mujeres que abortaron casi el 60 por ciento declararon que empezaron a perder los estribos con más facilidad después de sus abortos y 48 por ciento dijo que también eran más violentas cuando estaban enojadas.

El estudio de la UNFCD encontró que 14 de las 281 mujeres que fueron asesinadas por otra persona ocurrieron entre las mujeres que se habían practicado un aborto.

Los grupos de la sociedad mencionaron que de acuerdo al estudio, al comparar el aborto y el nacimiento, el riesgo de muerte por causas naturales es 60 por ciento más alto para las mujeres que tuvieron aborto inducido en el año anterior, en comparación con aquellos que llevaron a término el embarazo había una pérdida de un embarazo natural.

La publicación menciona que datos obtenidos a través de entrevistas y estudios muestran altos niveles de deseo de suicido, que van del 30 al 55 por ciento en mujeres que tuvieron un aborto, mientras los intentos de suicidio van del 7 al 30 por ciento.

Asimismo, la UENFCD señala que autoridades de salud de la Gran Bretaña analizaron sus datos de intentos de suicidio, antes y después de eventos de embarazo y encontró que después del embarazo hubo 8.1 intentos de suicidio por cada 100 mujeres que tuvieron un aborto, comparado con solo 1.9 intentos de suicidio de quienes dieron a luz.

La tasa de intentos de suicidio es más evidente entre mujeres menores de 30 años que tuvieron un aborto.

En suma, agregó Teresa Zavala del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer los estudios de la Gran Bretaña y el de Finlandia asocian el nacimiento con un riesgo significativamente menor para la mujer, que cuando opta por practicarse un aborto.

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